

Por un lado Inverosimiles, dividida por la interna por la chiquita (la yoko ono del boludeo), dejó con ganas a los seguidores de la banda de seguir escuchando esos putos temas.
Mr. Thompson también cayó en la trampa del offside, facilitado por la adicción a las drogas duras y el café capuccino de Pelosh.
Que desencanto y picardía perderse que el piano de Richi, las violas sin prisa de Dr, Giuliani y Pelosh, la voz cruda de Rover, no encuentren una bata sufrida para salir a la cancha y pistear...¿o no está dicha la última palabra?
menos mal. agradezcamos que no sigan tocando
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