Muchos individuos han tratado de idealizar lo que los mortales denominan "el paraíso". Algunos han pasado años en busca de un lugar que los haga sentir como en sus sueños pensaron el paraíso. Muchos individuos incluso enloquecieron al no poder concretar tal empresa. He aquí que el boludeo, a lo largo de los años, ha encontrado lugares en dónde la boludez alcanzó su cenit, donde materializó ese ideal de previa eterna, de magia pura, de fernet a rebalzar, de habano sin fin.
Uno de estos lugares es la Casa de Cuco Pedro. En este hogar de la boludez, Cuco nos mostró un mundo de alegría, de asados, de chistes, incluso nos mostró un arma cargada (algunos amigotes se ocultaron por las dudas). Pero lo más importante, es que se suscitaron previas hermosas. Como olvidar (diría el Potro) el asado pre-Bariloche con Bahía Blanca, o los cumpleaños de Milton, o la previa en donde Di Pietro se arrastró por la pared luego de la ingesta de Vodka.
Un hogar es considerado como tal si reune el requisito indispensable de un sentimiento de permanencia, de amor, de comodidad, de estabilidad emocional, y de tener una heladera con cervezas y hielo para el ferni. Sin lugar a dudas, las casa de Cuco las reune con holgura.
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