
Uno de estos lugares es la Casa de Cuco Pedro. En este hogar de la boludez, Cuco nos mostró un mundo de alegría, de asados, de chistes, incluso nos mostró un arma cargada (algunos amigotes se ocultaron por las dudas). Pero lo más importante, es que se suscitaron previas hermosas. Como olvidar (diría el Potro) el asado pre-Bariloche con Bahía Blanca, o los cumpleaños de Milton, o la previa en donde Di Pietro se arrastró por la pared luego de la ingesta de Vodka.
Un hogar es considerado como tal si reune el requisito indispensable de un sentimiento de permanencia, de amor, de comodidad, de estabilidad emocional, y de tener una heladera con cervezas y hielo para el ferni. Sin lugar a dudas, las casa de Cuco las reune con holgura.
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