Kerry Trebilcock, de 21 años, lleva ingeridas 4 mil esponjas de baños y cocina y un centenar de panes de jabón, de los que las madres usaban antaño para lavarle la boca a sus hijos mal hablados. "Algún día seré capaz de superar esto y podré ducharme o lavar los platos sin que me dé hambre"
Trebilcock padece el "Desorden de Pica", una condición por la que el paciente siente ganas de ingerir cosas que no son comida, como es el caso de las esponjas de baño o cocina, a las que suele cubrir con chocolate o ketchup para darles un mejor sabor. A estas alturas, la chica ya tiene su tipo de jabón preferidos: sabor de limón o lima.
Con apenas 50 kilos por toda humanidad, ya Kerry pasó inumerable veces por la guardia del hospital local, intoxicada después de comer productos que se suponen limpien el exterior de un ser humano, no su interior. La joven sufrió calambres, constipación y diarrea debido a que llegó a comer cinco esponjas diarias, inmersas en salsa barbacoa, té o con jamón.
"Las salsas hacen que se ablanden y entonces las trago", aclaró Kerry, que empezó con pequeños pedazos de una esponja "que no tenía gusto pero era agradable para comer". La chica sufre del desorden Pica desde 2009, cuando pero tardó varias semanas antes de poder confesar lo que le pasaba por temor a ser considerada una anormal.
"No le quería contar a nadie, pero al cabo de una semana me había comido nueve esponjas y 450 gramos de jabón orgánico", explicó Kerry, quien lleva casi tres años de lucha contra su enfermedad. "Es muy valiente para hablar de eso", convino Jody, su hermana de 20 años.
Trebilcock padece el "Desorden de Pica", una condición por la que el paciente siente ganas de ingerir cosas que no son comida, como es el caso de las esponjas de baño o cocina, a las que suele cubrir con chocolate o ketchup para darles un mejor sabor. A estas alturas, la chica ya tiene su tipo de jabón preferidos: sabor de limón o lima.
Con apenas 50 kilos por toda humanidad, ya Kerry pasó inumerable veces por la guardia del hospital local, intoxicada después de comer productos que se suponen limpien el exterior de un ser humano, no su interior. La joven sufrió calambres, constipación y diarrea debido a que llegó a comer cinco esponjas diarias, inmersas en salsa barbacoa, té o con jamón.
"Las salsas hacen que se ablanden y entonces las trago", aclaró Kerry, que empezó con pequeños pedazos de una esponja "que no tenía gusto pero era agradable para comer". La chica sufre del desorden Pica desde 2009, cuando pero tardó varias semanas antes de poder confesar lo que le pasaba por temor a ser considerada una anormal.
"No le quería contar a nadie, pero al cabo de una semana me había comido nueve esponjas y 450 gramos de jabón orgánico", explicó Kerry, quien lleva casi tres años de lucha contra su enfermedad. "Es muy valiente para hablar de eso", convino Jody, su hermana de 20 años.
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