"¡¡¡I am Tony Montana!!!"

Ayer volvió a la noche porteña el hombre sin límites para la pelotudez. Al grito de "al que se levanta de la silla lo dejo con mellizos", Tony Montana Pomelo Glassmann estuvo dando vueltas por la zona de Paseo del Sol, entrevistándose con algunas señoritas para contar su historia sangrienta (sangrienta de fernet), conseguir algunos celulares y descubrir el sentido de la vida. Cualquier intento de razonamiento lírico estaba limitado a las acciones desorbitantes de Pomelo. Entre otras cosas corrió un canino por la avenida Santa Fe, enterró un cigarillo en un árbol para que se vaya el cielo, rezó el "shika nuestro", meo en medio de Paseo del Sol, incendió uno de los bares y arrastró una silla por el shopping. Además, trató de dialogar con un ser humano imaginario, al mejor estilo Roma, discutiendo sobre la veracidad de la existencia de los japoneses. Pero en medio de la discusión recibió un llamado del gran dt para movilizarse a lo de Vanina Celi. Esperemos que no vuelva a aparecer en mucho tiempo.